No tengo muchos amigos, la verdad son pocos... Me he dado cuenta de que estas pocas amistades tienen en común algo, porque son todos bastante diferentes como personas, y es que ellos o yo somos capaces de confiar uno en el otro, no teniendo después que enfrentar cahuines de poca monta, escenas histericoides de un tercero o simplemente la masificación de alguna confesión.
Las confesiones no son grandes cosas, no son secretos de estado ni nada parecido. Son cosas que para uno u otro son importantes. Son importantes o trascendentes al punto de que en algún momento sólo yo o el otro seamos los únicos conocedores, por el sólo hecho de acoger en general, algún sentimiento, algo así como un disco duro o un chanchito alcancía. El sentimiento puede ser desde amor, odio, rabia o pena hasta la admiración, duda, esperanza o simplemente alegría.
Suena todo muy simple pero creánme que después de años he llegado a la conclusión de que me gusta cultivar la verdadera amistad y que me he pegado feos tropezones...por esto mismo tengo pocos amigos.
Etiquetas: amistad, nota mental
De lo bueno poco, y a veces es mejor tener pocos amigos pero poder estar tranquila de que no te van a hacer la desconocida.
Un abrazo, nos queda sólo una semana... yupiiiiii!!!.