Cuando saqué carnet de manejar no me tiré a los leones al tiro, precisamente. Yo, que soy un poco sentimental y sentida quedé traumada por una salida accidentada que tuve con mi papá de copiloto a los pocos días de haber obtenido la licencia.
Pasó todo ese año, hasta que majaderamente mis amigos me empezaron a animar a que sacara el auto por las calles cercanas.
Salíamos varios en mi auto, el copiloto y tres atrás. No sé que tan mal lo hacía, pero ellos nunca se quejaban.
El primer chascarro fue en Eliecer Parada con Tobalaba, a una cuadra de mi casa. Si uno avanza hacia el oriente por Eliecer Parada se encuentra con una gran subida, como en 60 grados que para la conductora inocente y novata puede ser un escollo, sobretodo si va en cuarta a 35 km/hr. El auto se paró en medio de la subida y no lo podía sacar de ahí sin irme para atrás. Por suerte era día domingo en la tarde y no venía nadie, así es que nadie salió damnificado. Pero la vergüenza la pasé igual.
Ya cuando adquirí un poco más de confianza, pasaba a buscar a un amigo que vivía cerca del Estadio Nacional. Iba manejando para allá cuando vi que una niña me miraba y le decía a la mamá que en mi auto iba manejando "una niñita". Aclaro que a los 19 años representaba 14.Mi hermana Ximena, aún debe estarse riendo por tamaña humillación. En el camino de vuelta, después de decirle chao a mi amigo, se me quedó pegada la dirección y mi auto siguió girando llegando a quedar casi arriba de la vereda del frente.
A la semana tuvimos que ir a un funeral y era lejos, por lo que el siguiente desafío era ir a Quilicura. Bueno, confieso que hasta esa altura nunca había entrado a una bomba de bencina porque mi papá le echaba bencina al auto cuando lo sacaba el fin de semana para moverlo un poco (llevaba como un año el auto sin uso regular). Entré a una bomba en Av Perú y llegué y entré sin disminuir la velocidad. Al pobre bombero se le ocurrió atravesarse en mi camino y casi lo atropello. Al esquivarlo, quedé casi arriba de donde se echa bencina con el bombero pálido, al borde del desmayo. Mis amigos, mudos.
Fuimos un día al Parque Arauco con mi hermana y me estacioné abajo. Como el auto había tenido problemas para pasar la revisión técnica, el mecánico le había "movido el punto" o como se diga. La cosa es que el auto no tenía ni fuerzas ni para pasar un lomo de toro. Vitrineamos toda la tarde y cuando se me ocurrió salir del estacionamiento vino el drama. No podía subir, se paraba y se ahogaba y yo me iba para atrás. Bocinazos varios, insultos, risas de los más optimistas de la vida y nosotras muertas de vergüenza. Vino el guardia a retarme para que sacara el auto y yo tuve que decirle que no le daba la fuerza al motor por más que lo acelerara. Entre mi hermana y el guardia me tuvieron que empujar para sacarme de ahí.
La guinda de la torta ocurrió unas semanas más tarde. Estaba parada en el semáforo esperando la luz verde y de la nada, salió una micro que no frenó y siguió conmigo y auto adelante. Por supuesto que quedé estampada en el volante, atravesada unos cuantos metros más adelante y contemplando mi autito todo chocado en la parte de atrás. Me tuve que bajar, con mi menuda humanidad (sólo llevaba las llaves del auto y mi billetera, unas chalas, short y polera) a pedirle los datos al micrero. Me trató de engrupir con que no había sido su culpa... Al final me gané la mala costumbre de mirar por el espejo retrovisor cada vez que estoy sola en un semáforo en rojo y calcular si tengo espacio para arrancar.
Como dice mi hermano "lo que no te mata, te hace fuerte" pfffffffff