Espero que el señor fiscal no lea blogs ni me googlee (estoy a punto de cambiar mi dirección url) porque el interrogatorio de hoy fue digno de un capítulo de Los Practicantes.
Todo comenzó al llegar al edificio del Ministerio Público, que es nuevo y bastante grandilocuente por decirlo de alguna manera. Mi abogado (¡que suena agrandado!) estaba esperándome en la entrada. No lo conocía en persona, sólo por teléfono. Resultó ser un tipo bastante agradable que me explicó rápidamente de qué se trataba el "trámite".
Se me olvidaba, el juicio es del tipo "negligencia médica" que no vale la pena explicar y yo tenía que ir a declarar en calidad de "perito" por haberle hecho un exámen a la paciente.
El abogado me hizo hincapié en que tenía que referirme sólo a lo que había escrito yo y que no diera "opiniones". Además me advirtió que el fiscal era complicado, pesado y cuando entró en confianza (a los 2 minutos) me dijo que era un "pendejo arrogante" que se creía superman...y que tendría que entrar solita a su oficina porque era el único fiscal que no dejaba pasar al abogado.
¡Okey!. Al pararme del asiento, me miró con cara de "que la fuerza esté contigo" (¡chuata, voy donde el cuco!, pensé)
Menos mal que me advirtió que el tipo era un pelmazo porque el gallo era más joven que yo y más encima usaba frenillos (que me distraian). Conocía su postura ofensiva tipo "rudo" o "no soy pendejo, soy una autoridad y respétame", en fin.
Es horrible tener que explicar algo que escribes en términos 100% técnicos y traducirlo al "castellano". El tipo no entendía, no sabía nada de medicina, me preguntó de todo...le faltó casi preguntarme por el origen de la especie humana y tipeaba mi declaración en el pc con sólo 3 dedos.
Yo hablaba una palabra y recordaba al abogado ("no dé opiniones", "diga que su exámen no da para más"), así es que me quedaba callada. Sentía como me iba a empezar a dar jaqueca y miraba como avanzaba el reloj. Más encima al tipo, lo llamaban a cada rato por otras cosas y yo perdía el hilo.
Fue duro...hasta le tuve que hacer un dibujo y explicar la anatomía e histología del útero.
Pero el abogado estaba en lo correcto. El tipo era super pelmazo y parecía juez de serie de TV. Cuando firmé mi declaración casi digo "¡por fin!" pero temí por mi vida. Fueron uno de los 50 minutos más densos en mucho tiempo.
A la salida, me esperaba el abogado que amablemente me fue a dejar al taxi y al despedirme le dije "espero no verlo nunca más". Se rió y me dijo "¡que malo habernos conocido así!"...
Además toda la gente que estaba afuera me parecía lumpen. Creo que nunca habría sido abogado.
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