Eran las segundas vacaciones en grupo. El año anterior habíamos estado recorriendo el norte y nos encontramos todos en Chañaral para recorrer las playas de la III Región. Ese año teníamos algo más de plata así es que el destino fue Brasil, más específicamente, Florianópolis.
Llevábamos varios días allá, yendo a la playa, caminando, recorriendo, comiendo y durmiendo. Ese día había amanecido lloviendo a cántaros, así es que nos recomendaron hacer un tour a Blumenau, ciudad que queda al lado de no sé que río y que es infernalmente calurosa y húmeda. Detalles de ese viaje no me acuerdo y no vienen al caso en esta historia.
En la noche, como seguía lloviendo y no había ánimo de mojarse afuera, a alguien se le ocurrió jugar naipes...Mala idea.
Jugábamos póker primero pero como a mí no me gusta mucho, rápidamente me aburrí y comencé a hacerle caras al "25%" (mi ex ex desde ahora en adelante,que me cansé de llamarle así). Cambiamos entonces a Carioca. Debo decir que me entretiene mucho este juego pero no soy muy buena...no soy picada, pero cuando me toca un picota en el grupo comienza a gustarme más el juego.
Iba yo ganando, mejor dicho, arrasando y la picota del grupo se empezó a tostar y yo empecé a maquinar mentalmente ganar la escala real. Bastaron dos guiños al 25% para que me entendiera perfectamente la idea (no era muy brillante, sólo robarle las cartas de la pinta de la escala real que ella estaba haciendo)...se dió cuenta del plan chanta para conquistar el mundo y se enfureció: tiró los naipes lejos, empezó a gritarme que era una tramposa y se puso a llorar. Yo me enojé por presenciar tanta tontera junta en un viaje de vacaciones y no nos hablamos con el 50% hasta el otro día.
Seguimos después "la la la la" las vacaciones pero yo me quedé siempre con ese desagradable recuerdo y ya no juego cartas con tanto entusiasmo, no vaya a ser que me salga otro jugador o jugadora sicópata por ahí...
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