Con los audífonos bien puestos, sin bultos que estorban (la cartera) y con zapatillas en vez de chalas, emprendí mi camino de ida. No mucho que contar, la leñería Bilbao ya no existe y hay una compraventas de autos, el semáforo de Alcántara permite atravesar la calle cómodamente y no a lo kamikaze como antes. Adentro del supermercado, un asco pero ese no es el tema.
La vuelta fue mucho más agradable, para empezar en bajada, con casi nada de sol y sin los perritos de las casas de la vereda norte de Bilbao que siempre me hacían saltar del susto. Venía en eso cuando una cara amable me sonríe y me saluda. ¡Era el Shock!...agradable sorpresa. Me dijo algo así como que la caminata despeja la mente y vaya que tiene razón... de vuelta todo listo y dispuesto para experimentar con la tortilla de porotos verdes que quería hacer...
La próxima saldrá mejor...
Etiquetas: nota mental
Ahora bien, de ir a Stgo, con suerte sé andar en el metro. No me ubico para nada. Igual no podría caminar porque me sentiría perdida. No me gusta saber dónde pongo los pies.
Hay que aprovechar de caminar, ya que en invierno es más complicado.
Cariños.