La Ira
10 octubre, 2008
Hoy me di cuenta que no soy la única que pierde la paciencia y la compostura a la hora de enfrentarse a una persona cuadrada.
Es difícil disimular cara de ira cuando en el fondo te hieren tu ego. Y más encima, cuando es en público creo que es peor.
Pero hoy no me pasó a mí, por lo que me siento privilegiada, que por primera vez fui espectadora y no protagonista.
Es penca que te discutan en público cosas que deben dirimirse ya sea por un libro o por un árbitro que tenga años de experiencia. Es difícil agachar el moño cuando se sabe que el otro, tu superior, no tiene la razón o es tan tozudo que no se da cuenta que no está en lo cierto.
Por primera vez, no tuve yo que masticar la rabia. La tuvo que masticar otro. Eso es una enseñanza... que al final, no vale la pena enfurecerse...es mejor en este caso callar y respirar hondo. Es mejor que otro la pase peor.
Macabro pero cierto.

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