La corriente de aire me lleva a pensar en el brillo de las calles que tal vez exista en otro lado.
La vida glamorosa que me gusta mirar desde afuera, con sus deslumbrantes vitrinas, como en Ginza tal vez me esperarán de nuevo.
El viento frío me pelaba la nariz, el suelo de colores y el olor a no sé qué nos hacían continuar nuestro largo y enmarañado camino.
Leía el mapa al revés para variar, pero no importaba porque perderse en esas callejas era casi afortunado.
No bebí del agua de la fuente, ésa que dice que si la bebes volverás.
Las ganas de escapar por un instante, me harán arreglármelas para volver adonde el sol se esconde por el otro lado o donde la multitud que camina y habla casi en dialecto.
Nada cambio por esta sensación, ésa de caer lejos y por unos días ser un visitante en un mundo extraño, distinto y misterioso.
Un beso mi negra chica.-