La espesa bruma que se asoma entre los edificios y tapa parte del paisaje,
el calor que todavía permanece entre nosotros y se niega a abandonarnos,
esa lánguida tarde que nos aplasta y el viento helado que se asoma a la hora de la sombra,
esa falta de nitidez que nos acompaña,
estos días cortos,
estos árboles amarillos.
Ese azul caluroso al sol y gélido a la sombra.
¿Dónde están las oscuras nubes de tormenta, que disminuyen el frío y suavizan la luz?
J.C.