El cassette Ten estuvo en la radio de mi antiguo auto desde 1995. Lo había comprado para regalárselo a él. Obvio, se lo regalé para la segunda navidad que pasamos juntos. Era su joyita, lo guardó en su repisa mucho tiempo. Un día, el cassette desapareció y me inundé de rabia. Lo culpé por descuidado, permisivo, cobarde y un montón de cosas más porque sabíamos que el cassette lo había tomado su temible y terrible cuñado. Al poco tiempo, recuperó el cassette y me lo regaló.
Ahora tengo otro auto, él ya no está hace tiempo y el cassette sigue conmigo. Admito que no lo toqué en varios años. Black me partía el alma, la letra me la aprendí al tiro y en esos años me la creía demasiado (creía que todo dura para siempre...sólo promesas), después increiblemente me desgarraba y me identificaba.
Cuando supe ahora que venía Pearl Jam, estaba muy triste: mi amiga estaba gravemente enferma y temíamos que fuera la última vez que la viéramos en el viaje a Bolivia. Todo salió bien, mi amiga está curada de su enfermedad y por fin llegaba Pearl Jam.
Desempolvé mis cds, que en realidad eran los 2 últimos trabajos de la banda que aprendí a escuchar y admirar una vez sola y le dí con todo, escuchando el Ten. Ya Black ni Alive no me provocaban ganas de llorar ni sentimientos de soledad. Ahora los disfrutaba y podía por fin cantarlos en forma espontánea con mi mucho-mejor-fluido-inglés.

La producción personal no fue tan acabada. Me permití el lujito de comprarme la polera que dice Alive y partir ayer al estadio con mi amigo Felipe "Kung Foo", su sra y mi hermana la Peke (después de que el arrugón del Criko consideró que su enfermedad era demasiado para la banda). Para qué les voy a contar que hacía mucho frio, que corría viento, que estaba húmedo y que después más encima nos cayó de esa fina llovizna que te moja demasiado... Estábamos allí y escuchamos Black, la cantamos y la gritamos: Felipe con su sra. y yo con mi hermana, con los brazos arriba y no sentí pena sino que alegría por haber recibido una segunda oportunidad.