Del viernes para el sábado dormí pésimo, me desperté como cinco veces y a las 9:30 decidí que ya no podía darme más vueltas en la cama. ¿Qué pasaría si me daba un guatazo?, ¿cómo iba a hacer las transiciones entre los estilos en el nado combinado, si nunca antes lo había hecho?,¿quién me había mandado a meterme en semejante lío? y toda clase de preguntas tontas.
Me sentía casi tan nerviosa como cuando fui a dar mi examen de especialidad. Sabía que estaba exagerando, pero tenía una sensación de piernitas de lana, de dolor de guata, angustia, todo eso revuelto.
Ya estaba ahí, a aperrar no más (además que me acordaba de todos los ánimos de todo el mundo, incluidos mis colegas y no tendría cara para decirles que me había arrepentido).
Me tocó la primera, primerísima carrera. Uf!, estaba parada allí, arriba del partidor, mirando el agua azul fíjamente. "Preparadas", "listas", pitazo, que sea lo que sea, cerré los ojos y caí adentro del agua. Mis lentes en su lugar, no se habían salido, estaba allí, ok. Ahora a nadar a todo lo que daba...muralla, vuelta, perfecta (el 50% de las veces me sale muy lejos y me quedo sin impulso). Vamos! me repetía yo, me estaba cansando. Los 100m más largos y sufridos de mi vida, terminé, llegué, lo logré!!!
El nado combinado vino rápidamente. Uf! recordar el orden establecido, el que se equivoca queda eliminado. Aquí el desafío eran los 25 m mariposa al principio y tener fuerzas para los 75 m restantes...salió bien.
Las medallas y eso, fueron la guinda de la torta. Vencer el miedo que tenía de tirarme del partidor es lo máximo. Sientes que en esos 2 segundos el mundo está en tus manos, nada te detiene, nadie te hace sufrir.
Nadie me detiene, nadie me hace sufrir.
felicitaciones, usted ha superado la primera etapa!
pd: fui el primero en comentar, milagro.