La última semana de clases salió la idea de una compañera de curso de que fuéramos para su casa. Ella vivía en Quilicura y ya habíamos hecho varias juntas allá y habían resultado bien entretenidas, eso se sumaba al hecho de que otra compañera nuestra vivía al frente.
Todo bien, mi papá me fue a dejar al otro lado de Santiago temprano y su familia fue llegando de a poco. Se me olvidaba contar que ella vivía sola, pero sus papás vivían a 1 cuadra y con suerte yo los había visto una vez.
Fue pasando la hora y no llegaba nadie del grupo. Recordé que la compañera-vecina no era de Santiago y seguramente se había ido a su ciudad (lo que comprobé minutos después al preguntar) y así sucesivamente...el grupo era casi todo de fuera de Santiago. Ahí recién me di cuenta que yo era la única invitada.
A esa altura eran como las 11 de la noche y yo ya estaba resignada a estar entre desconocidos.
Dieron las 12 y tuve que abrazar y dar mi mejores-falsos deseos a un montón de gente que no había visto nunca antes. Fue super fome, sobretodo cuando empezó "El galeón español"...hice mi mejor esfuerzo de poner cara de entretenida, cuando en realidad estaba podrida y me dió toda la pena cuando pensaba que hubiera mil veces preferido haber estado en la casa, con mi papá y mis hermanos aunque fuera viendo tele y tomando bebida. Aguantándome los pucheros me fui a dormir al segundo piso mientras que los derivados de la Sonora Palacios sonaban a lo lejos. Al otro día ni me acuerdo si tomé la micro que me dejaba en la Plaza Italia o no...de ahí saqué varias conclusiones:
- no me gusta dar abrazos forzados.
- no me gusta El galeón español y sus derivados.
- prefiero pasar el año nuevo, sobretodo las 12, con conocidos y/o familiares.
Etiquetas: relato
la familia es lo máximo.
(y no pertenezco a secta religiosa alguna) jaja
besos