Acabo de leer en el blog de Alejandra que estaba con nostalgia del colegio. Muchos saben que estudié en un colegio de monjas hasta IV medio, pero la verdad es que la parte "religiosa" no sé por qué no la recuerdo con ningún cariño.
Nunca me sentí muy perteneciente al grupo, salvo los dos últimos años en que me nació toda mi veta social (léase cultivar las relaciones sociales, interpersonales). Así iba a cuanto cumpleaños y celebración hubiera y aprendí a compartir bastante en las horas libres, después de clases.
Fue así que el último año, fue la única vez que mi mamá fue llamada por la directora del colegio para dar explicaciones.
Yo había sido una niña- foto siempre y era la mejor alumna de toda mi generación...por eso mismo nadie sabía que debajo de esta piel de oveja se escondía toda una "Nicolasa Maquiavelo", ayudante de planes osados.
Estábamos dando las últimas pruebas de IV medio y venía la de biología, que era de genética. Muchos tenían notas malas en este ramo y veían peligrar muchas cosas. Yo tenía buen promedio, pero la ambición me superó. Yo quería tener promedio sobre 6,5 porque había sacado un sinfin de cuentas y quería egresar con promedio 6,8 (que finalmente logré). No me acuerdo por qué, pero para esta prueba no me sentía preparada en un 100%, como para sacarme buenísima nota, la cosa es que alguien propuso robarse la prueba antes para aperrar y salvarnos.
De esta parte no me enteré hasta que el día de la prueba me llamaron para que ayudara a responderla porque el "team" no se la estaba pudiendo con las respuestas. Fui, pero no crean que lo hice por ayudar a mis compañeritos desvalidos. No, lo hice porque soy una maldita. Quería sacarme un 7 en la prueba.
El día de la prueba iba todo bien hasta que a una compañera se le cayó al suelo el tremendo torpedo con todas las respuestas de la prueba...hasta ahí no más llegamos. La prueba se suspendió y los sospechosos fueron interrogados.
Hasta aquí, hasta este día (faltaba poco para salir del colegio y no verlos nunca más) nuestra relación iba bien.
Los malditos me delataron, me culparon como parte de los cerebros y los verdaderos culpables fueron protegidos. Desde ese día nunca más fue lo mismo, los odié y ni siquiera me dieron ganas de ir a la fiesta de graduación...
Por muchos motivos, nunca más me los topé...pero soy rencorosa y todavía me acuerdo, sobretodo del bochornoso reto que tuve que tragarme por parte de doña Treme (la profesora de biología) que me dijo de todo, sin embargo, mi papás entendieron plenamente mis motivos maquiavélicos que ya me explico, heredé de ellos mismos.
Etiquetas: relato
Es que después de esa traición es como para odiar a los compañeros y no querer verlos nunca más en la vida.
Pero viendo el lado amable, conseguiste tu objetivo.
Estudié en el Santa Ana por si acaso. Y nadie lo conoce.
Saludos