Mis vacaciones duraron dos semanas más un día trucho que me pedí antes de salir (como para recuperarme de Coldplay, que en realidad fue para pasar en cama el día de la lluvia y granizo).
Es extraña la sensación que tengo en estos momentos, domingo 8 pm, porque me da la sensación de haberme borrado del mapa por lo menos 2 meses. Seguro que mañana a las 6:30 am no tendré la misma opinión, pero eso será mañana ("mañana será otro día").

Como toda vacación express, versión resumida y comprimida tuve que tratar de hacer de todo en pocos días: viajar, tomar sol, nadar, dormir, soñar, ver tele (mucha tele), leer el diario hasta la sección "negocios", ver pedazos del festival de Viña y comer y tomar cosas ricas. Ahora, de las cosas notables que hice fue levantarme varios días a las 5 de la tarde después de haber estado echada encima de mi cama viendo películas ochenteras mezcladas con siestas a medio filo y miguitas de papas fritas encima.
El viernes díjeme "oh no, basta de esto un rato" y me fui a averiguar lo de las clases de francés que quiero tomar. Como era en Providencia, aproveché de vitrinear un rato y no sé qué bicho me picó, me dió por caminar un poco más y una cuadrita más y así sucesivamente hasta que consideré que tomar el metro a esa altura ya no valía la pena. Cuando iba caminando por Tobalaba con Colón, ya estaba muy arrepentida de mi genial idea porque eran las 4 y media de la tarde y probablemente el termómetro marcaba 30 grados pero llegué a mi casa finalmente. Había orgullosamente caminado al menos 25 cuadras, pero bueno a nadie le importa.
Lo importante es que tengo que volver a pagar el curso de francés porque no llevé cheques ese día y lo haré EN AUTO.

Mañana vuelvo a empezar de nuevo mi rutina completa, así es que el tipo de actividades que cuento pasarán a ser parte de mi anecdotario, a menos que me pase algo raro o me enferme, no volveré a levantarme a las 5 de la tarde quizás hasta cuando.

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