Mientras tanto disfruto de mi penúltimo día hábil libre. Aquí llueve y llueve como hacía muchos inviernos no llovia. Así como cuando era chica y parecía que nunca terminaban estos días de lluvia, con mis nunca bien ponderadas botas azules con amarillo de goma. Muy ñoñas eso sí porque lo que se llevaba, eran unas botas negras brillantes, asi como de vinilo que tenían un taco cuadrado enorme, pero que el número más chico me quedaba grande.
No ha pasado mucho en estos días. Salvo anoche que se cortó la luz en la piscina y nadamos sólo con las luces de emergencia que eran las del fondo de la piscina. Muy Las Vegas, Nevada se veía la cosa, pero fue entretenido, algo así como glamoroso. Ya he dicho que me gusta nadar, es algo que me fluye en forma natural y que más encima me sale bien. Parece que necesito un inflador urgente de egos y no estaría nada de mal, entrar en el equipo que compite. Claro que ahi me dan varias patás de una, pero por lo menos tendría un título de competidora. Sí, ya sé que lo importante es competir. Aquí estaría plenamente justificada porque de ganar, ni soñar. A menos que compita contra puras viejas gordas o contra vejetes enclenques, pero eso no va a pasar porque la gente que compite lleva su tiempo en esto y ya está filtrada. O sea, los que están ahi es porque ya decidieron quedarse.
Pero para eso falta tiempo aún y no sé que será de mi vida en algún tiempo más...por mí me iría de viaje nuevamente...