Parece que hay que mirar la vida con optimismo. Me he sorprendido a mí misma con un oscuro pensamiento fatalista y cantando una triste canción de Nika Costa del año del rey perico (que por cierto, es más triste que Heidi).
No puede ser. He dicho. El invierno no tiene que ser gris y nostálgico. ¿por qué lo odiaré tanto?, ¿por qué me arrastra a la melancolía?. Tal vez no tomo el suficiente sol en el verano para almacenar el estado de permanente dicha que me sofoca en los meses estivales.
Mirando para afuera veo que el crisantemo está entero lleno de flores amarillas. Eso sí que es vivir con optimismo en el frio. Las florecillas estas, inundan de alegría mi terraza y contrasta con la patética estampa de no sé como se llama la planta que tengo al lado de la ventana, que tiene las ramas hacia abajo, dando un aspecto de " planta abatida". Algo así como me siento los dias lunes a las 19:15 hr antes de ponerme el trajebaño.
En fin, ahora que lo pienso, una de las cosas buenísimas del invierno es poder irse a la cama con el scaldassono prendido.