
Ya sé que tengo mucha suerte y que soy "enteramente especial". He conocido Buenos Aires (en época difícil, estudiando y con el cambio 1:1), Arequipa, Cusco y Macchu Picchu en Perú, Mar del Plata, Quito, La Paz, Santa Cruz de la Sierra, Maceió, Florianopolis y Salvador de Bahía. Todo esto en América del Sur, extraordinariamente bello y gran continente.
La semana pasada visité Uruguay. El viaje empezó a revolotear en mi cabecita cuando leí hace como 8 meses o más que el congreso latinoamericano de mi especialidad sería en Punta del Este. Nunca engancho con los congresos de afuera al tiro, es cierto pero éste se veía "alcanzable" para el bolsillo. Los chicos que conocí en Japón también lo notaron y comenzaron a tratar de armar un grupo de encuentro cuya convergencia fuera Uruguay...No resultó exactamente como lo planeamos.
Hace 1 mes decidí que no iba al congreso porque era muy caro. Vi que la idea no había prendido mucho en el grupo de extranjeros, así es que estaba a punto de arrugar. Mis compañeros chilenos de viaje (JP y la Akita, que algunos conocen) me animaban a que fuéramos como siempre los tres. Tampoco resultó, a ellos les salió un viaje a París.
Así, con el rabo entre las piernas, estaba a punto de mandar mi mail de "arrugona" dando razones de fuerza mayor.
Leía mails de "anímense a venir" del uruguayo, de "voy a Argentina y a Uruguay" del tico y ahí estaba yo haciendo pucheros y estirando la trompita, recriminándome por ser tan fomeque. Una voz del más acá me convenció de ir y me hizo reservar el pasaje inmediatamente. Entre medio, me conseguí el mejor alojamiento donde otra amiga que no veía hacía 6 años y que justo vino a Chile hace 3 semanas.
¡Suerte la mía, como dice mi mamá!
Partí con mi escaso equipaje rumbo a Montevideo. Me saco el sombrero que no uso por esa ciudad. Impresionante, todo es impresionante: la rambla (costanera), el río de La Plata, el aire, el cielo azul, los uruguayos (ejem!...incluyendo al hijo de mi amigo, que tiene 25 años por si aca)...Mención a parte merece mi amiga Patricia y sus hijitos que se portaron excelente (me dejaron dormir, me acompañaron a un montón de partes, no pelearon, no lloraron...)
Ya comenté por ahí que con los tres me pasó esa cosa que me gusta tanto: retomar una conversa que quedó ahí de hace 4 años en el caso de los hombres y 6 años con la Patricia...los misterios de la vida.
Muchas cosas más pero que en este momento no me inspiro para contar. Ya saldrán por ahí en algún revoltijo de memorias que hago. Alguien me preguntó por qué la historia de año nuevo del post anterior: ¡porque sí, porque lo recordé y qué!
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